viernes, 1 de mayo de 2009

Sobre Heathcliff y otras cosas

¡¡¡¡Las diez y media y la librería abierta!!!



No me lo podía creer. Pero sí; allí estabamos después de haber puesto del revés al universo de Emily Brontë. El núcleo duro de El gato negro acudió a la cita con Cumbres borrascosas y no defraudó. Al final no sabíamos si Heathcliff era la viva reencarnación del mal, un niño malcriado, el espíritu de las Brontë redivivo que nos venía a visitar, o un ente extraterrestre que había adquirido forma humana en plena campiña inglesa. Incluso le cogimos cariño y todo al condenado. Lo que si quedó claro más allá de disputas puntuales es que constituye el eje motor de la novela; es el individuo distintivo, aquel sobre el que la autora ha volcado todas sus vísceras. Y si se dicute sobre él no es precisamente sobre su relevancia como personaje.



Aunque para mí el asesino siempre será el mayordomo (en este caso el ama de llaves).

Y, al final, como nos lo pasamos estupendamente otra vez, ya pensamos en repetir. Para el mes de mayo guardamos en la recámara La piel fría, de Albert Sánchez Piñol.
Informaremos sobre el día y la hora.

Buenas lecturas.

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