Llegó con la tranquilidad innnata de los grandes maestros en cualquier cosa y cautivó desde el principio. A pesar de que la soleada mañana de sábado invitaba a otros menesteres, algunos incondicionales acudieron en busca de la rúbrica de su Adiós princesa, y se llevaron además una grata sorpresa. ¡Qué majo!, ¡un gran tipo!, confesaban algunos entre susurros y sonrisas cómplices. Y es que Juan Madrid, pasado reciente y presente de nuestra mejor novela negra, no reparó en derramar cordialidad y buen humor en el tiempo qu

Gracias, como siempre, a todos por participar en nuestros inventos,... nos vemos en l
Un secreto, .... J.M. adelantó que, si el oficio se lo permitía, podría volver a vernos en el verano. Pero no se lo digáis a nadie.