domingo, 24 de mayo de 2009

La luna sigue sabiendo muy bien

Hace ya diez años que disfrutamos de este excepcional cuento ilustrado de Michael Grejniec. Lo abres y no sabes muy bien que es lo que te gusta, no te explicas el embobamiento inevitable cada niño al oir la historia y observar cada dibujo, cada animal. No desaprovechéis la oportunidad de conseguir ahora la edición del aniversario con un medidor de regalo.

Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban cogerla...
¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan sólo querían probar un pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: “Quizás entre todos podamos alcanzarla”.

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